Jezabel es una mujer infame del Antiguo Testamento. Según los libros de Reyes, Jezabel era la esposa del rey Acab de Israel, un rey malvado quien provocó el enojo del Señor más que cualquier otro de los reyes anteriores de Israel (1 Reyes 16:31-33). Era una ferviente adoradora de Baal con su apoyo personal a los 450 profetas de Baal y 400 profetas de Asera, la diosa compañera de Baal. Buscó y destruyó a los profetas del Dios santo (1 Reyes 18:3-4) y tenía un rol central en influir a su esposo Acab a establecer la religión de Baal, una religión que practicaba el sacrificio infantil en el fuego, como la religión nacional de Israel (1 Reyes 21:25). Era una maestra manipuladora y una influencia venenosamente pecaminosa para su esposo Acab y, por ende, para el pueblo de Israel (cf. 1 Reyes 21:7-16) que causó una de las condenaciones de muerte de Dios más horripilantes del Antiguo Testamento. En 1 Reyes 21:23, Dios condenó a Jezabel a través del profeta Elías diciendo: «También de Jezabel ha hablado el SEÑOR, diciendo: “Los perros comerán a Jezabel en la parcela de Jezreel”» (LBLA). Esta profecía se cumplió en 2 Reyes 9:30-37 cuando Jehú, el rey después de Acab, hizo caer a Jezabel de la ventana de su casa y fue pisoteada por los caballos. Más tarde, cuando regresaron por el cuerpo para enterrarla, solo encontraron el cráneo, los pies y las palmas de las manos de Jezabel debido a los perros que la consumieron, cumpliendo la profecía que ella quedaría desparramada «como estiércol en la parcela de Jezreel, para que nadie pueda reconocerla» (v. 37, LBLA).

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«Jezabel» en Tiatira
En Apocalipsis 2:20, Jesús critica a la iglesia de Tiatira por tolerar a una mujer con el mismo nombre—Jezabel. Jesús dice: «Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos» (LBLA). Observando cómo Jesús refirió a otros individuos del Antiguo Testamento en el mensaje a otra iglesia (cf. Apocalipsis 2:14) y las similitudes a los pecados que Jezabel del Antiguo Testamento causó al pueblo de Dios, es probable que esta mujer con el nombre «Jezabel» de la iglesia en Tiatira es una referencia simbólica a la mujer del Antiguo Testamento. Como la Jezabel del Antiguo Testamento que influyó al pueblo de Israel a pecar contra Dios a través del engaño y falsas enseñanzas, la Jezabel de Tiatira también influyó a la iglesia de Dios a pecar contra Él a través del engaño y falsas enseñanzas.

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«Jezabel» en nuestro tiempo 
Entonces, en un sentido simbólico, Jezabel es la influencia engañosa que hace que lo malo no parezca como pecado y causa a un cristiano pecar contra Dios. Hoy en día, Jezabel está prosperando gracias a las tecnologías de comunicación como el internet y las redes sociales. Además, hay muchos cristianos que toleran las influencias de personas, culturas e ideologías jezabélicas y, por lo tanto, son engañados por enseñanzas satánicas del mundo. Hay iglesias que ya no están considerando como pecado lo que la iglesia siempre ha considerado como pecado, olvidando el juicio de tribulación y muerte que pronunció Jesús contra los seguidores de Jezabel (Apocalipsis 2:22-23).

¿Estás tolerando a un Jezabel en tu vida? De pronto toleras a un novio o novia que te hace pecar. O quizás toleras a un amigo o una amiga que te influye hacia enseñanzas contrarias a la Palabra de Dios. De pronto toleras a la cultura o las ideologías sociales que actúan en flagrante rebelión contra Dios. Cuando toleras a Jezabel, su influencia te engañará y te seducirá hacia tu caída espiritual como lo hizo con el pueblo de Israel del Antiguo Testamento.

¿Eres tú un Jezabel hacia alguien en tu vida? Jesús te dice ahora mismo: «¡Arrepiéntete!». Lo que es tan sorprendente es que Jesús dio tiempo a Jezabel de la iglesia en Tiatira para arrepentirse de sus pecados (Apocalipsis 2:21). De la misma manera, Jesús también te da tiempo ahora mismo. Es la razón por la que te permitió escuchar este mensaje. Busca Su perdón y recibe la salvación de Dios, «porque él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9, LBLA). Amén.

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