La luz es una creación absolutamente increíble. Los científicos todavía no entienden la luz completamente. La luz es lo que nos permite ver las cosas que nos rodean. Es la razón por la que podemos ver diferentes colores. Es lo que nos permite experimentar la belleza a través de nuestra vista. Sin la luz, el concepto de la “belleza” no existiría.

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Nuestro deseo por lo que es bello y hermoso

Cada uno de nosotros desea y anhela profundamente lo que es bello y hermoso. Por ejemplo, aquellos que quieren casarse desean una esposa hermosa o un esposo guapo. ¿No es cierto? Imagínate por un momento la última vez que viste algo hermoso. Imagina una hermosa puesta de sol. Imagina una playa blanca y el océano azul, claro y tranquilo. Imagina un hermoso paisaje de montañas con el sol subiendo detrás de los picos cubiertos de nieve. Estas vistas de belleza nos dejan con sentimientos de asombro y anhelo. Y todo esto sería imposible de experimentar si Dios no hubiera creado la luz.

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¿Por qué creó Dios la luz?

La creación de la luz por Dios nos permite entender por lo menos dos cosas acerca de Él y Sus intenciones. Primero, Dios creando la luz nos muestra que Él es la razón por la cual podemos sentir y disfrutar la belleza. Segundo, Dios creando la luz nos muestra que Él es la fuente de toda la belleza, incluso la belleza suprema. En otras palabras, Dios creó la luz y el resto de la bella creación para que podamos disfrutar el producto de Su insondable creatividad y experimentar un vistazo temporal de Su belleza suprema.

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Es fácil desear la belleza temporal que nos rodea, o sea, simplemente la que vemos en las cosas que la luz embellece. Pero existe Aquel que creó la luz y toda la belleza que nos rodea, las cuales son un testimonio de Su insondable belleza. ¿Qué tipo de belleza estás buscando? ¿Estás buscando la belleza de la creación que te deja anhelando por más o la belleza del Creador que te satisfará infinitamente?