Uno de los eventos celestiales más poderosos que la ciencia ha podido averiguar hasta el momento es una explosión que se llama “brote de rayos gamma”. Estas explosiones son increíblemente luminosas cuando ocurren en galaxias distantes. En 2008, hubo una explosión que fue tan poderosa que la capacidad de energía liberada fue igual a la cantidad de energía eléctrica suficiente para abastecer todas las naciones del mundo por 13 500 cuatrillones de años. Para que te hagas una idea toma el número 135 y agrégale 26 ceros… ¡Qué asombroso! Sin embargo, esto es solo un evento cósmico que ocurre dentro de sola una galaxia. Es estimado que existen por ahí 1 billón de galaxias en el universo.

Un evento más explosivo 
Hay un evento que causa más conmoción, temblor y desolación que estas explosiones cósmicas. En Jeremías 2:12, Dios dice a todas las galaxias del universo: “Espantaos, oh cielos, por esto, y temblad, quedad en extremo desolados—declara el Señor”. ¿Qué es “esto” que es tan explosivo para que todo el universo tiemble? Dios lo explica en el siguiente versículo: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua”.

¿De qué está hablando Dios? “Fuente de aguas vivas” es una expresión metafórica para referirse al origen infinito que provee la satisfacción espiritual. En Juan 4:10-14, Jesús dice que Su agua viva jamás dejará al bebedor con sed espiritual, convirtiendo el agua en una fuente que brota para vida eterna. Esta fuente de agua viva es lo que podemos obtener con la presencia del Espíritu Santo a través de una relación dependiente en Jesucristo. Al contrario, “cisternas agrietadas” hace referencia a las cosas del mundo que nunca pueden dar satisfacción infinita. Se refiere a ídolos que solo pueden satisfacer temporalmente siempre concluyendo con sentimientos de vacío, porque son cisternas que “no retienen el agua”. Entonces, lo que es tan cósmicamente ofensivo para hacer que todo el universo tiemble es cuando una persona que conoce a Dios lo deja para buscar satisfacción en ídolos vacíos del mundo.

La locura cósmica
Es un insulto cósmico, porque buscar la satisfacción en las cosas de la creación más que en el Creador es como decir que la satisfacción en Dios el Creador es inferior a Su creación. Es una necedad, porque es ser indiferente al Dios quien creó la felicidad y la satisfacción. Es una locura, porque es avergonzar a Dios quien se humilló para ofrecernos Su bondad. Es crueldad, porque es abandonar a Dios quien sacrificó y sufrió demasiado por nosotros. Es ingratitud, porque es ignorar todo lo que hemos recibido de Dios. Es estupidez, porque es reemplazar una fuente infinita y eterna por una cisterna rota. 

¿De dónde buscas tu satisfacción? De pronto la pandemia y la falta de adoración comunal cada domingo te ha hecho sentir más distanciado de Dios. Debido a esto, de pronto has buscado tu satisfacción más en las cosas del mundo. De pronto has caído en pecado y, pensando que Dios ya no te ama, has buscado tu satisfacción en otros lugares. Pero, ya sabes cómo te sientes. Te sientes vacío en comparación con el gozo y satisfacción que has experimentado en Dios. Ya no tienes que sentirte así. Ya no busques más en las cisternas agrietadas. Arrepiéntete de tus pecados en el nombre de Jesús para que el Espíritu Santo pueda hacer brotar nuevamente la fuente de aguas vivas en tu corazón.

La glorificación cósmica
Si abandonar y reemplazar a Dios es un insulto cósmico, entonces buscar y establecer a Dios como tu satisfacción superior tiene que ser una glorificación cósmica. ¡Vuélvete! Dios siempre te ofrece Su fuente de aguas vivas. Cada declaración de gozo y satisfacción en Dios que tú expresas con todo tu corazón es más poderosa que un brote de rayos gamma. Cada emoción de anhelo y amor que tú expresas hacia Dios hace que las estrellas tiemblen asintiendo, porque como dice Isaías 49:13: “¡Oh, cielos, canten de alegría! … Pues el Señor ha consolado a su pueblo y le tendrá compasión en medio de su sufrimiento” (NTV). Amén.