CADA DÍA MUERO
Mientras que Dios no usa a aquellos en quienes su ego no ha muerto completamente, Él usa a quienes mueren a sí mismos por Cristo.
Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. — 1 Corintios 15:31 (RVR60)
Shinkil Seo, Ph. D. | 24 de junio 2022
Dios no usa a aquellos en quienes su ego no ha muerto
Hablando espiritualmente y desde el punto de vista de Dios, tener una voluntad propia que no tiene nada que ver con Dios significa que el ego no ha muerto todavía. Esto es importante porque Dios no usa a un hombre cuyo ego no ha muerto. Pablo, por ejemplo, antes era un hombre cuyo ego no había muerto. Estaba lleno de orgullo, heroísmo secular y un espíritu asesino. Por tanto, andaba de casa en casa buscando a los creyentes de Jesús para matarlos. Hacía todas las cosas según su propia manera y voluntad carnal. En otras palabras, era el dueño de su propia vida, lo que hacía era completamente irrelevante a la voluntad de Dios y más bien, lo que hizo terminó siendo un pecado contra Dios.
Similarmente, podemos ver que aquellos cuyos egos están vivos, no solamente son sus propios y orgullosos dueños, sino que también viven carnalmente sin poder ser usados por Dios. El Reino de Dios no se puede establecer en aquellos que viven así, quienes tienen un corazón en donde no puede morar la paz, ni la esperanza, ni la alegría porque no les importa la obra ni la voluntad de Dios. En simples palabras, Dios no usa a aquellos en quienes su ego no ha muerto, aquellos que siguen siendo dueños de sus propias vidas. Esta es la razón por la cual debemos invitar al Señor Jesús para que Él sea el Dueño y Rey del corazón de cada uno de nosotros.
Dios usa a quienes mueren a sí mismos por Cristo
Aunque Pablo antes fue alguien que vivió carnalmente y como su propio dueño, al encontrarse con Jesús en el camino a Damasco, se dio cuenta de que él era un pecador. Por tanto, se arrepintió de sus pecados del pasado, nació de nuevo mediante el Espíritu Santo y así su ego comenzó a desaparecer. En el pasaje de 1 Corintios 15, Pablo dice que cada día moría. También, en la otra carta a los Corintios dice: «... En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, a menudo en peligros de muerte. Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes. Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué [...]» (2 Cor. 11:23-25 [LBLA]). Aquí, no solamente muestra que vivía bajo la amenaza de muerte, sino que también dado que recibió «Cinco veces [...] treinta y nueve azotes» esto implica que Pablo sufrió 195 azotes de sus enemigos y por tanto que el morir a sí mismo significó que sufrió aflicción mediante dolores físicos por Cristo.
Adicionalmente, para Pablo, morir a sí mismo, implicó una constante batalla espiritual. Por ejemplo, en sus cartas dijo: «pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente» (Rom. 7:23 [LBLA]) y «He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe» (2 Tim. 4:7 [LBLA]). Esto demuestra que Pablo constantemente y durante el resto de su vida luchó internamente contra el pecado, la lujuria y toda pasión secular que pudiese obstaculizar el testimonio del evangelio de Jesucristo. Esta batalla contra el pecado hizo que Pablo triunfara y pudiera ser una persona aprobada por Dios y alguien que recibiría la corona de justicia.
Exhortación para morir a nuestro ego
Morir cada día significa morir y negarse a uno mismo completamente. Satanás desea que vivamos una vida secular de diversión para el placer de nosotros mismos todos los días porque sabe que Dios no usa aquellos en quienes su ego no ha muerto completamente sino que Dios usa a quienes mueren a sí mismos por Cristo. ¿Cómo estás viviendo hoy? ¿Estás muriendo cada día al pecado, al mundo y a tus propios deseos mundanos? ¿O estás siendo insensible al pecado, amando al mundo y divirtiéndote en cosas seculares? Es absolutamente imposible que el ego muera cada día si uno no se niega a sí mismo. Por tanto, luchemos para morir cada día mediante la oración y la Palabra de Dios para así poder completar el camino de la vida, el camino santo hacia el Reino de Dios. Como está escrito: «¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él» (1 Tes. 4:14 [NVI]). Amén.
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