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DESVIARSE

Si te has desviado de Dios, puedes remar hacia Él con un espíritu quebrantado y un corazón contrito que busca Su perdón.

1 Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. 2 Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 4 testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad. — Hebreos 2:1-4 (LBLA)

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Daniel E. Seo, Th. M., MABC  |  13 de agosto 2020

Todos hemos en ciertos tiempos perdido noción de los buenos sentimientos que teníamos de Dios. Todos hemos montado un bote y dejado que las olas de este mundo nos alejen de Dios. Ya sea que lo admitas o no, todos sabemos lo difícil que es cuando nos alejamos de Dios. Nuestro amor por los demás comienza a disminuir, nuestra paz comienza a derretirse y nuestros corazones se vuelven cada vez más propensos al mundo. El mayor peligro al que nos enfrentamos no es saltar a un río sabiendo que nos enfrentaremos a una cascada; el mayor peligro es cabalgar sobre las olas de este mundo y alejarse lenta y sutilmente de Dios. Esta es la cosa más fácil y al mismo tiempo la cosa más peligrosa que podríamos hacer.
 

El peligro del desvío

Porque todos podemos enfrentarnos al peligro del desvío, Hebreos 2:1 dice: “debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído”. El autor nos amonesta: “presta mucha atención a todas las prédicas que has escuchado en la iglesia en el pasado. Presta atención a todas las advertencias que has escuchado de los cristianos alrededor de ti. Presta atención a todas las cosas que has leído y las cosas que el Espíritu Santo te ha enseñado”. Él dice que debemos tomar precaución y advertencia de las cosas que hemos escuchado porque cada una de nuestras acciones recibirá su recompensa. 


Hay muchas películas en las que vemos cómo las personas llegan a un puente en el borde de una montaña. En esos momentos, usualmente las cámaras enfocan en los letreros que dicen “advertencia, no cruce”. Pero debido a la falta de voluntad para obedecer, las personas cruzan el puente y caen a sus muertes. En el texto de hoy, el autor nos está intentando mostrar lo mismo. Él dice que nos podemos desviar de Dios cuando transgredimos, que, en griego, significa sobrepasar un límite que Dios nos ha establecido. También, usa la palabra desobediencia para expresar nuestra falta de disposición para escuchar. Por lo tanto, pecamos cuando cruzamos la línea que Dios traza frente a nosotros y cuando no ponemos atención a lo que hemos escuchado en el pasado. Esto incluye también, a todos nosotros que estamos escuchando y no estamos poniendo atención en este preciso momento. Pero si hacemos estas dos cosas, recibiremos nuestro merecido castigo. 
 

Por tanto, el autor dice en el versículo 3: “¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande”. Observa cómo el autor dice “si descuidamos”. Es decir, esto es condicional, ¡es una decisión que puedes tomar! Tienes la opción de tomar estas advertencias como algo serio o simplemente descuidarlas. No es demasiado tarde, no es demasiado difícil. Solo necesitas poder ver el peligro de desviarte de Dios. Si te has desviado, tienes que ser consciente de que te estás alejando espiritualmente del Señor. Si te has desviado, no puedes descuidar la verdad de que Cristo quiere traerte de vuelta para salvarte del castigo que trae el pecado. Si te has desviado, no olvides cómo Jesús se para en la orilla y te hace señas para que regreses a la orilla. Nunca debemos quitar nuestros ojos de este gran privilegio de poder regresar a Dios si nos hemos desviado de Él. No podemos desviarnos de esta “salvación tan grande.”

 

Regresa a Dios
David, en Salmos 51:17 dijo: “Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás”. Si hoy te has desviado de Dios y estas lejos de Él, puedes remar hacia Él con un espíritu quebrantado y un corazón contrito que busca Su perdón. Si haces esto, Él nunca te despreciará. Muchos cristianos piensan que al abrir las puertas de honestidad Dios los va a despreciar. Piensan que no hay nada amoroso en ellos mismos y, por lo tanto, piensan que Dios piensa o siente lo mismo. Pero déjame decirte una cosa: No pienses que Él te despreciará porque hay momentos que te desprecias a ti mismo, o porque desprecias dónde estás en la vida. Si cometiste algunos errores durante estos días o has regresado a tu pecado del pasado, o si has estado cerca de algunas personas que te han alejado, no desprecies tus acciones y rema de vuelta a Cristo. Si has sentido vergüenza por ciertas cosas que has hecho en esos lugares secretos pensando que nadie te estaba mirando, regresa con un corazón contrito y confiesa tu pecado porque Dios estaba allí. 

 

Deja de despreciarte a ti mismo por las cosas que has hecho. Deja de despreciarte porque no crees que eres suficiente. Porque si nunca regresas, con el tiempo, estarás tan lejos de Dios que cruzarás más límites, estarás más endurecido para escuchar las advertencias de Dios descuidando más intensamente quién es Dios en tu vida. Si llegas a un punto en el que estás tan lejos de Dios, quedarás solo en lo incierto y estarás más propenso a la ansiedad, el enojo, la amargura, la soledad, la frustración, la depresión y mucho más. Al final, te parecerás menos como a un hijo/a de Dios. Deja de mirarte a ti mismo ya que siempre encontrarás algo que vas a despreciar; más bien, mira hacia la gran salvación que se encuentra en Jesucristo, quien siempre te escuchará, nunca te descuidará o incluso rechazará. Él es el único que puede hacer que los vientos dirijan tu bote hacia Él mientras te sometes de nuevo a Su perfecta voluntad. Mira a Jesús, quien parado en la orilla te hace señas para que regreses a Él antes de que llegue una tormenta y no puedas salvarte a ti mismo. 

Copyright © 2020 por Daniel E. Seo. 

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.lbla.com.

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