EL ODIO FRATERNAL
El odio fraternal es el acto de abrazar la oscuridad que impide la salvación, deja la vida llena de obstáculos y deteriora la vista para ver a Jesús.
9 El que dice que está en la Luz y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas.
10 El que ama a su hermano, permanece en la Luz y no hay causa de tropiezo en él.
11 Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos. — 1 Juan 2:9-11 (NBLA)
Samuel E. Seo, Th. M. | 24 de marzo 2023
El odio es un concepto interesante. Aunque es una emoción cargada de negatividad, puede ser profundamente buena dependiendo del objeto del odio. Por ejemplo, odiar el pecado es bueno porque puede conducir a la santidad. Las Escrituras muestran que incluso Dios odia ciertas cosas, como la maldad (cf. Deut. 12:31; 16:22; Prov. 6:16; Isa. 61:8; etc.). Al mismo tiempo, el odio puede ser profundamente destructivo. Uno de los odios más peligrosos es el odio fraternal—es decir, el odio hacia un hermano o una hermana en Cristo.
El peligro del odio fraternal
1 Juan 2:9-11 muestra tres características sobre el odio fraternal. Primero, el odio fraternal nos muestra que todavía no hemos recibido la luz en nuestras vidas. 1 Juan 2:9 dice: El que dice que está en la Luz y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas (NBLA). Cuando Juan dijo «luz», se refirió a Jesús mismo (1 Juan 1:5-7; cf. Juan 1:4-5); Jesús también se refirió a Sí mismo como la «luz» (Juan 8:12; 9:5). Por lo tanto, el odio es la evidencia de que uno sigue sin la presencia de Jesucristo. Es la evidencia de la falta de salvación. ¿Deseas saber si eres salvo? La respuesta está aquí: Si tengo hermanos o hermanas en Cristo que odio, Cristo no reside dentro de mí. Es la evidencia de que todavía no soy salvo.
Segundo, el odio fraternal nos asegura que nuestros caminos estarán llenos de obstáculos. 1 Juan 2:10 dice: El que ama a su hermano, permanece en la Luz y no hay causa de tropiezo en él (NBLA). Lo contrario también es cierto: El que odia a su hermano, no permanece en la Luz y hay causa de tropiezo en él. La palabra «tropiezo» en este versículo se refiere a un atrapamiento físico o a un fracaso moral. La persona que tropieza es una persona que no podrá crecer en Cristo. Es una persona que no podrá progresar espiritualmente. Es una persona que no podrá experimentar y disfrutar plenamente las bendiciones espirituales y físicas de Dios. El odio fraternal es la predicción de que continuaremos enfrentando obstáculos.
Tercero, el odio fraternal nos muestra que la oscuridad dentro de nosotros deteriorará aún más nuestra capacidad de ver a Jesús. El odio fraternal tiene un efecto venenoso de empeoramiento espiritual. Mientras más tiempo permanezcamos en nuestro odio contra nuestros hermanos y hermanas, empeorará cada día más nuestra capacidad para entender a Jesús. Cada día, será más difícil ver por qué Jesús es tan precioso, increíble e importante para nosotros. Eso es el efecto de la oscuridad—te cegará cada vez más cuanto más tiempo permanezcas en ella.
Conclusión
¿Todavía odias a algún hermano o hermana en Cristo? El odio fraternal es el acto de abrazar la oscuridad que impide la salvación, deja la vida llena de obstáculos y deteriora la vista para ver a Jesús. La tentación de odiar a un hermano o hermana en Cristo es probablemente la mayor maldición del diablo contra un cristiano porque causa una desobediencia directa al Nuevo Mandamiento que Jesús nos dio en Juan 13:34-35 que dice: «Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros» (NBLA).
Si deseas superar el odio que sientes contra tu hermano o hermana en Cristo, primero, ora por aquellos a quienes tu corazón sigue odiando. Ora por su bienestar. Ora para que Dios les muestre la verdad que necesitan comprender. Ora para que Dios los bendiga. Segundo, confiesa el odio ante el Señor y busca Su perdón. Ora para que Dios también te muestre la verdad que necesitas comprender y entender. Reflexiona sobre las razones de tu odio y evalúa si están justificadas a la luz de Jesús que eligió morir y perdonarte en lugar de juzgarte. Al final, ningún odio está justificado en presencia de Jesús quien te amó y murió por ti. Sólo el amor lo es.
Copyright © 2023 por Samuel E. Seo.