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EL PODER DEL ASOMBRO

El poder del asombro mundano puede dominar nuestros corazones y convertir nuestros afectos en idolatría.

1 Cuando Jesús salía del templo ese día, uno de sus discípulos le dijo:

—Maestro, ¡mira estos magníficos edificios! Observa las impresionantes piedras en los muros.

2 Jesús respondió:

—Sí, mira estos grandes edificios, pero serán demolidos por completo. ¡No quedará ni una sola piedra sobre otra!  Marcos 13:1-2 (NTV)

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Samuel E. Seo, Th. M.  |  14 de julio 2022

Todos disfrutamos el asombro. Comemos comida deliciosa y decimos: «¡Guau, delicioso!» Muchos de nosotros vemos una buena película y decimos: «¡Guau! Esa fue una película increíble». Disfrutamos un partido de fútbol y decimos: «¡Sí! ¡Qué partidazo!». A algunos les gusta ir a un concierto y sentirse asombrados con la música y la presencia de los cantantes.  Hay personas que les encanta escalar un monte y experimentar la maravillosa vista del horizonte desde la cima. Los ejemplos parecen casi infinitos. Seamos o no conscientes de esto, la realidad es que nuestro deseo por el asombro determina muchas de las decisiones y acciones que tomamos cada día. Pero ¿por qué deseamos asombrarnos? Porque el asombro nos deja impresionados y llenos de emoción, anhelo, gozo y esperanza. En cierto sentido, el asombro nos hace sentir vivos. 

El asombro mundano y la idolatría 
Sin embargo, hay algo a lo que muchos de nosotros no prestamos atención sobre el poder del asombro. No pensamos mucho en su capacidad de controlar nuestros corazones. Por ejemplo, el asombro hacia una mujer hermosa puede apoderarse del corazón de un hombre. Hoy en día, muchas chicas están tan asombradas con las bandas de chicos coreanos por sus canciones, su apariencia y baile que se han vuelto súper fanáticas. El poder del asombro mundano puede dominar nuestros corazones y convertir nuestros afectos en idolatría.
 

La caída del asombro mundano
En Marcos 13:1-2, Jesús y Sus discípulos estaban en el templo de Jerusalén y los discípulos estaban asombrados. El templo que vieron los discípulos era el templo que fue renovado hermosamente por el rey Herodes para recibir el favor de los judíos. Seguramente estaban asombrados por la belleza y la genialidad de la arquitectura. Pero también estaban asombrados por la autoridad religiosa, el prestigio político, y la prosperidad material que representaba el templo. Uno de los discípulos dijo: «Maestro, ¡mira estos magníficos edificios! Observa las impresionantes piedras en los muros» (v. 1, NTV). Pero Jesús apaga ese asombro de Sus discípulos inmediatamente. Jesús respondió: «Sí, mira estos grandes edificios, pero serán demolidos por completo. ¡No quedará ni una sola piedra sobre otra!» (v. 2, NTV).


Aquí hay dos cosas notables. La demolición que Jesús estaba prediciendo ocurrió casi 40 años después de Su crucifixión cuando los romanos vinieron y destruyeron totalmente todo, incluyendo el templo, en el año 70. Pero Jesús estaba hablando más que eso. Si ves el resto del capítulo 13, Jesús habla sobre la demolición conectándola con el fin de los tiempos. En los versículos 24-26, Jesús dice: «En ese tiempo, después de la angustia de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará luz, las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. Entonces todos verán al Hijo del Hombre venir en las nubes con gran poder y gloria» (Marcos 13:24-26, NTV).

Conectando esta demolición con el fin de los tiempos, Jesús estaba insinuando que un día todo el asombro mundano que representan las piedras del templo se derrumbarán y ninguna quedará en pie. Jesucristo, la Piedra angular y el «Consejero Maravilloso» (Isa. 9:6), sería el único que quedaría en pie «¡en las nubes con gran poder y gloria!» (Marcos 13:26, NTV). 

Guardando nuestros corazones 
¿Qué es lo que te asombra más que Dios? ¿Qué es lo que te interesa, apasiona y alegra más que Dios? ¿Qué es lo que te da más esperanza que Dios? Si has sido engañado por las cosas con las que el mundo te ha asombrado, Jesús te dice en este momento: «¿No sabes que, al final, ningún asombro mundano tendrá importancia? ¿No sabes que, al final, tu relación conmigo es lo único que quedará en pie?».


Protege tu tiempo de las personas o cosas que fácilmente secuestran tu corazón. No gastes tiempo en personas y cosas que fácilmente se apoderan de tus afectos y atención. El corazón es fácil de manipular. El diablo hará todo lo posible para secuestrar tus afectos con el asombro humano. Deuteronomio 11:16 dice: «Pero ten cuidado. No dejes que tu corazón sea engañado y entonces te alejes del SEÑOR y sirvas y rindas culto a otros dioses» (NTV). Al contrario, invierte tu tiempo en cosas o actividades que tengan que ver con Dios. Aprovecha las oportunidades para asombrarte de Dios a través de la Palabra de Dios, la oración y tu iglesia. 

Encontrar un asombro constante en Dios es esencial para una vida cristiana vibrante. Busca asombrarte de lo hermoso, glorioso, poderoso, sabio, majestuoso y precioso que es Dios para enamorarte más de Él cada día. Amén.

Copyright © 2022 por Samuel E. Seo. 

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