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FRASCO DE ALABASTRO

Romper tu frasco de alabastro y derramar tu perfume sobre Jesús te traerá burla de los demás, pero Jesús te reconocerá y tu vida será un mensaje vivo del evangelio.

3 Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía, entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. 4 Algunos que estaban a la mesa se indignaron. «¿Por qué desperdiciar un perfume tan costoso? —preguntaron—. 5 ¡Podría haberse vendido por el salario de un año y el dinero dado a los pobres!». Así que la regañaron severamente. 6 Pero Jesús respondió: «Déjenla en paz. ¿Por qué la critican por hacer algo tan bueno conmigo? 7 Siempre habrá pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando quieran, pero a mí no siempre me tendrán. 8 Ella hizo lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro. 9 Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».

Marcos 14:3-9 (NTV)

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Samuel E. Seo, Th. M.  |  15 de septiembre 2022

En junio de 2022, un presentador político de televisión estadounidense se presentó en un popular programa de noticias conservador e hizo algo que dejó a mucha gente sorprendida. Para expresar su oposición a las políticas de extrema izquierda que se enseñaban en la Universidad de Harvard, llevó su título de maestría en políticas públicas que recibió en esta misma universidad y garabateó palabras como «devolver al remitente» mientras insultaba a la institución. Muchos estadounidenses de derecha estaban impresionados, pero muchos de izquierda se burlaron de él.

La mujer que ungió a Jesús
La historia de Marcos 14:3-9 sobre la mujer que ungió a Jesús con un frasco de alabastro tiene algunas similitudes con lo que hizo este presentador político. El frasco de alabastro en los tiempos de Jesús era un perfume muy apreciado y costoso. Un frasco costaba aproximadamente el equivalente a un año de salario. A pesar del alto costo, esta mujer se presentó ante Jesús con un frasco de alabastro, lo rompió y derramó todo el perfume sobre Jesús para refrescarlo y cubrirlo con un aroma agradable. La gente que le rodeaba se horrorizó porque, en un breve momento, todo el salario de un año se desvaneció en el aire—literalmente. Se indignaron porque pensaron que era un «desperdicio» (v. 4).


Sin embargo, esta historia nos muestra algo más. Nos muestra qué es lo que sucede cuando rompemos nuestros frascos de alabastro que guardan nuestro perfume de afectos y lo derramamos sobre Jesús con gozo y gratitud. ¿Qué quiero decir con nuestros frascos de alabastro? Un frasco de alabastro, en un sentido, representa un tesoro mundano con grandes beneficios. No es siempre tangible como el dinero, una casa hermosa, o un carro lujoso. Un frasco de alabastro puede ser algo abstracto o invisible, como una buena carrera, una buena educación, una buena jubilación o simplemente la idea de casarse. Cada uno de nosotros tiene al menos uno o más «frascos de alabastro» y esta historia nos muestra como mínimo dos cosas que ocurrirán cuando elegimos renunciar a nuestros tesoros y deseos mundanos por el bien de nuestra relación con Jesús.

El reconocimiento divino vs. la burla humana
Primero, cuando rompamos nuestros frascos de alabastro y derramemos nuestro perfume de amor sobre Jesús, Él nos reconocerá y defenderá de la burla de los que nos rodean. Cuando la mujer rompió su frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús, versículos 4-5 dicen que hubo algunos que se indignaron y la regañaron, pero Jesús la reconoció y defendió. De manera similar, cuando entregues tu frasco de alabastro por Jesús, muchos te cuestionarán y se burlarán de ti. Dirán: «¿Por qué dejaste tu carrera por una religión? ¡Eres loco! ¿Por qué ofrendas tu dinero a la iglesia? ¡Es un desperdicio! ¿Por qué buscas la voluntad de Dios? ¡Es una tontería no vivir como tú quieras!». Sin embargo, cuando entregues tu frasco de alabastro por Jesús, Él también te reconocerá y defenderá. Jesús, la Persona más preciosa e importante estará a tu lado y te reconocerá ante aquellos que son verdaderamente dignos de belleza y gloria, como los ángeles de Dios y el Padre celestial (Lucas 12:8; Mateo 10:32). También nos defenderá en el Día Final, el día en que más lo necesitaremos. 2 Corintios 5:10 nos muestra que todos nos presentaremos delante de Cristo para ser juzgados. Hay alguien que se burla de nosotros y nos acusa constantemente—el diablo. El diablo conoce cada detalle de oscuridad y vergüenza de nuestras vidas, y nos acusa día y noche (Apocalipsis 12:10), pero es Jesús quien nos reconocerá y defenderá (1 Juan 2:1).

Proclamación del evangelio
Segundo, cuando rompemos nuestros frascos de alabastro y derramamos nuestro perfume de amor sobre Jesús, proclamamos el evangelio de Dios a los que nos rodean. Lo interesante de esta historia es que la mujer no dijo ni una sola palabra. Sin embargo, Jesús dice: Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer (v. 9, NTV). Compartir el evangelio no es siempre solo con palabras. Esta historia nos muestra que el evangelio puede ser proclamado a través de una acción específica—es decir, cuando rompemos nuestros frascos y derramamos nuestro amor sobre Jesús con gozo y gratitud. Habrá gente que se asombrará y sentirá una gran curiosidad por nuestras acciones. Pensarán: «¿Cómo fue capaz de dejar su carrera para convertirse en pastor? ¿Cómo es capaz de dedicar tanto tiempo para la iglesia? ¿Cómo es posible sentirse gozoso y agradecido por creer en Jesús?». Romper nuestros frascos de alabastro por el bien de Jesús muestra a los demás que nuestra fe en Jesucristo no es simplemente una religión, sino una relación verdadera con una persona viva, y mostrar cómo es posible formar una relación genuina con Dios, lo cual es el evangelio—la buena noticia para la humanidad.

Conclusión
¿Cuáles son tus frascos de alabastro? Romper y derramar tu frasco de alabastro será como derramar sangre—dolerá y será difícil. Pero esto es exactamente lo que Dios el Padre hizo por ti. Él entregó a Su único Hijo, Su tesoro más precioso de valor infinito y derramó la sangre de amor eterno sobre ti para que pudieras ser perdonado y vivir. 
Ser un seguidor de Cristo no se trata de acumular frascos de alabastro, sino renunciar a ellos para hacer a Cristo tu mayor tesoro (Lucas 14:33). Si esto no te parece una buena noticia, es porque todavía consideras que tus frascos de alabastro son más valiosos que Jesús y porque no puedes ver el valor y la importancia de Jesús. Judas Iscariote no lo vio así, y por eso vendió a Jesús por sólo treinta piezas de plata, el precio de un esclavo (cf. Éxodo 21:32), que era sólo el diez por ciento del valor que tenía el frasco de alabastro de la mujer (Juan 12:1-8).
Renuncia a los frascos de alabastro que te impiden hacer a Cristo tu mayor tesoro. Pide a Dios que te ayude a establecer a Cristo como tu mayor tesoro y transforme tu vida en un mensaje vivo del evangelio, para que al final Jesús te reconozca.

Copyright © 2022 por Samuel E. Seo.

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