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MIRA Y OBSERVA

Mira y observa solo a Dios, mantén tus ojos en Él.

25 Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? 28 Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; 29 pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. 30 Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? 31 Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos vestiremos?». 32 Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. 33 Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas. — Mateo 6:25-34 (LBLA)

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Daniel E. Seo, Th. M., MABC  |  21 de abril 2020

Todos nosotros hemos sentido el poder de la preocupación. Cuando no sabemos qué traerá el mañana, empezamos a ver el peligro potencial de lo que podemos enfrentar. Según la Biblia en Salmos 69:29, David estuvo preocupado porque el rey Saúl lo quería asesinar, y en este versículo él describe la preocupación como una aflicción y un dolor. Algunos de nosotros, al escuchar esto, estamos sintiendo exactamente lo mismo hoy en día: el poder de la aflicción y el dolor.

El poder de la preocupación

Tal vez te has preguntado: ¿Qué va a pasar si mi familia llega a contagiarse del virus? ¿Qué va a pasar si pierdo mi trabajo por tal razón? ¿Qué va a pasar si no puedo terminar el año escolar? ¿Qué va a pasar si no puedo soportar económicamente a mi familia? ¿Qué va a pasar si llega a ocurrir una tragedia imprevista en estos siguientes meses, algo peor de lo que está pasando en estos días? ¿Qué va a pasar si pierdo todo lo que tengo? ¿Qué va a pasar si ...? La lista continúa.

Todos nosotros sabemos que la preocupación aparece ante peligros financieros, peligros personales y relacionales, o amenazas percibidas que están fuera de nuestro control. Y cuando estos peligros potenciales se convierten en realidades, empieza la preocupación porque olvidamos que Dios está presente con nosotros y que Él proveerá para nuestras necesidades. En otras palabras, la preocupación proviene de la duda de la providencia de Dios. Viene de no creer que Dios sí es bueno en Su amor para nosotros.

Las dos cosas que Jesús nos enseña a hacer

Entonces, veamos lo que Jesús nos dice sobre la preocupación, en Mateo 6:25-34 Jesús habla sobre algo que debemos mirar y observar: 

 

“25 Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? 28 Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; 29 pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. 30 Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? 31 Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos vestiremos?». 32 Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. 33 Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas”.

Jesús nos da un mandamiento: “no os preocupéis”. En otras palabras, “no se preocupen por su vida”. Tras la contemplación inicial de estas palabras, es un mandato interesante porque la preocupación, en su mayor parte, no es algo voluntario. Nadie se despierta por la mañana y dice: “¿Sabes qué? ¡Tomo la decisión de estar preocupado!”. Nadie dice estas palabras. Este mandato es diferente en su naturaleza comparado con el mandato de, por ejemplo, “no cometerás adulterio” o “no robarás”, porque cometer adulterio o robar requiere de un acto voluntario, es decir, requiere de una voluntad propia. En cambio, la preocupación no requiere un acto voluntario. Entonces, ¿cómo es que Jesús viene y nos ordena simplemente “no se preocupen por su vida”, especialmente cuando tenemos todas las razones para estar preocupados?

Jesús nos da la respuesta. Es interesante que en el versículo 26, Jesús dice: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?”.  Y en los versículos 28-29 Él dice: “Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; 29 pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos”. 

 

La visión, los pensamientos y los sentimientos

El proceso de nuestra mente funciona bajo estas órdenes. Cuando miramos y observamos una cosa, empezamos a sentirnos de una manera sobre esas cosas. Quizá has tenido la oportunidad de subir las montañas y experimentar una sensación de libertad y paz al mirar y observar la complejidad y las proporciones de la naturaleza que Dios ha creado. Estas sensaciones atraen vida y un tipo de satisfacción y confianza en que todo está bien cuando empiezas a pensar y contemplar lo que estás viendo. Cuando miramos y observamos algo, y pensamos sobre esas cosas, empezamos a sentir ciertas emociones.

Si has visto algo negativo en las tremendas cosas que están pasando en estos días que estamos enfrentado, las cosas que tienes en tu mente te estarán llenando de preocupaciones. Estas cosas han estado fuera de tu control, y tal vez has olvidado cómo Dios ha estado presente contigo y cómo Él proveerá para tus necesidades.

Jesús, en Su amor, sabiendo que íbamos a dudar de la providencia de Dios y sabiendo que Él iba a estar ausente en medio de todo lo que ocurre en nuestras mentes, nos manda lo siguiente: Mira las aves en el aire. ¿Dios no las alimenta y cuida? Observa los lirios del campo. ¿No es Dios quien los viste y quien los ayuda a crecer? Mira a tu alrededor. Mira a los insectos insignificantes que andan en tu casa y están vivos porque Dios lo ha permitido. Si Dios se preocupa por lo aparentemente insignificante, ¿cuánto más se preocupará por las criaturas hechas a Su propia imagen? En estos versículos, Jesús nos manda a mirar y observar para poder cambiar cómo nos sentimos sobre Dios.

¿Quieres vencer la preocupación? Mira y observa el amor divino de Dios. Mira y observa cómo Dios cuida el universo y las cosas más insignificantes que has visto en tu vida. Mira y observa estas cosas, y luego, mira tu propia vida. Porque, ¿cuánto más importante eres para Dios que estas cosas? Dios te ama y se preocupa por ti más de lo que podrías atreverte a pensar. Levanta tus ojos hacia Dios, mira y obsérvalo solo a Él, y mantén tus ojos en Él. Reorienta tu visión, concentrándote en la verdad de lo que dice Jesús: No estés preocupado, en cambio, mira y observa…

Copyright © 2020 por Daniel E. Seo. 

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.lbla.com.

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