Cuando estuve en el seminario, nunca olvidaré lo que me contó uno de mis profesores. Él nos habló sobre su amigo, a quien llamaremos Andrew, que era prácticamente un millonario. Andrew acababa de obtener su doctorado, estaba casado y tenía dos hijas hermosas, una mansión y varios vehículos de lujo. A simple vista, todos los que lo conocían pensaban que no le faltaba nada en la vida. Sin embargo, un día ocurrió algo que sorprendió a toda la universidad: Andrew salió al bosque detrás de su casa con su escopeta, puso el cañón en su boca y apretó el gatillo. Su esposa fue quien lo encontró muerto. Después de las investigaciones, la policía encontró una nota de suicidio en la que decía:"Estoy muy cansado. Nada tiene sentido...”.

Salomón utiliza palabras muy similares en el libro de Eclesiastés. A pesar de tener todo lo que el mundo deseaba, él afirmaba que los logros y el éxito son vanidad. En hebreo, la palabra vanidad (hebel) hace referencia a algo que es como el vapor o el aliento. Significa algo que no tiene substancia y no se puede agarrar. En los textos que veremos, Salomón dice que perseguir el éxito de este mundo a través del trabajo y los estudios es vanidad. Claro, el trabajo y los estudios en sí mismos no son malos. Sin embargo, utilizarlos para ascender las escaleras del mundo y hacer que todo el mundo vea lo importante que eres, sí es vanidad. Es decir, subir las escaleras del mundo para recibir tus propias coronas mundanas es como intentar agarrar el vapor o el aliento: no tiene sentido.

Salomón nos explica por qué. Primero, él dice que estas personas que intentan subir las escaleras están llenas de dolor (Eclesiastés 2:23). El dolor que se representa aquí es emocional, mental o incluso físico. Salomón dice que aquellos que buscan subir las escaleras de este mundo siempre recibirán el efecto de tales ambiciones egoístas, lo cual es el dolor emocional, mental o físico. Salomón dice que al final, la recompensa del dolor al ser alguien importante en este mundo no vale la pena y no tiene sentido.
En segundo lugar, Salomón dice que aquellos que intentan subir las escaleras están llenos de angustia (Eclesiastés 2:23 NTV). En un sentido del lenguaje original, caminan con enojo e irritación. Pero ¿por qué? Porque las personas que intentan subir  las escaleras son más sensibles a la crítica, las opiniones y el fracaso. Cuando hay un obstáculo que les impide subir las escaleras, se sienten destruidos porque piensan que tienen derecho a recibir más en la vida.

Por último, Salomón dice que los que buscan subir las escaleras no pueden lograr que su corazón descanse en la noche (Eclesiastés 2:23). En otras palabras, sienten ansiedad. Él está diciendo que aquellos que desean buscar el éxito y los logros de este mundo, se preocupan por el futuro porque piensan que conocen su futuro. Específicamente, piensan que su futuro debe salir de la forma en que ellos lo imaginan. Por lo tanto, cuando ven que su futuro no resulta como esperaban, sienten ansiedad.

Si eres alguien que está intentando subir las escaleras y sientes dolor, angustia o ansiedad, recuerda que Jesús no requiere que seas importante en este mundo al subir las escaleras del mundo. De hecho, la invitación de Cristo es que descanses en Él (Mateo 11:28-29). Esta es una invitación de Jesús mismo para que no descanses en tus logros o éxitos del mundo. Incluso, Él no dice que descanses cuando llegues a la cima de las escaleras y estés pensionado. Al contrario, Jesús dice: “Ven y descansa en mí. Soy amoroso y tierno de corazón. Reconoce mi amor para que puedas ver que no tienes que ser alguien importante o especial en este mundo porque ante mis ojos ya lo eres”. Recuerda que Jesús desea que camines hacia Él, porque cuando subes las escaleras de este mundo, tarde o temprano tendrás que bajar. En cambio, cuando subes las escaleras divinas y llegas al reino de Dios al creer en Jesucristo, nunca volverás a bajar.