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STEGE devocional - Una ciudad con muros destruidas (Imagen).jpg

UNA CIUDAD
CON MUROS DESTRUIDOS

Restaura tus muros caídos al permanecer en amor y poder del Espíritu Santo.

28 Como ciudad invadida y sin murallas es el hombre que no domina su espíritu.
— Proverbios 25:28 (LBLA)

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Daniel E. Seo, Th. M., MABC  |  2 de marzo 2023

¿Alguna vez has sido guiado por un impulso sin poder observar tus emociones? ¿Alguna vez has perdido la habilidad de controlar tu enojo al punto de traer dolor a los que te rodean, hasta las personas más importantes de tu vida? El enojo y la irritabilidad son emociones que frecuentemente pueden ser nuestra reacción cuando estamos sintiendo algún tipo de dolor o estrés, lo cual, se puede expresar de dos maneras. Se expresa debajo del sol o detrás de las sombras. Es decir, el enojo y la irritabilidad, las cuales son guiadas por nuestros impulsos, pueden ser hechas a plena vista (debajo del sol), o en maneras escondidas donde otros no lo pueden ver (detrás de las sombras).

En Proverbios 25:28, Salomón nos indica que cuando expresamos el enojo o la irritabilidad, en realidad somos más vulnerables, aunque nos podemos sentir invulnerables en los precisos momentos que estamos expresando el enojo o la irritabilidad. Él describe a la persona invulnerable como alguien sin dominio sobre su espíritu y describe al individuo como alguien que tiene su “ciudad invadida y sin murallas (Proverbios 25:28)”. En otras palabras, es un individuo que tiene pasiones y apetitos que no están bajo control, lo cual provoca un comportamiento impulsivo e irracional en su vida cotidiana. En un sentido, es un individuo que tiene las barreras de su corazón caídas y destruidas, dando más acceso para que el adversario siga envenenando su mente y sentimientos.


Es por esto que Pablo enfatiza la importancia del dominio propio que viene del Espíritu Santo (Gálatas 5:23). El dominio propio es un fruto del Espíritu Santo porque es algo que nace de una vida que permanece en Cristo, y así, inevitablemente produce virtudes de amor, paz, y gozo (Juan 15:5, Gálatas 5:22). Esto es, el temperamento que está fuera de control del Espíritu nunca puede producir pensamientos o afectos piadosos. Lo que produce una vida en Cristo, si realmente uno permanece en Él, son pensamientos y sentimientos dirigidos por el Espíritu Santo y el amor que Cristo tiene por Sus hijos e hijas. Es un corazón que no está dirigido por su propia sabiduría o juzgamiento ni por un deseo de ser correcto o entendido. Es un corazón que es conducido por el amor de Dios y por medio del Espíritu Santo.

Déjame preguntarte. ¿Cómo has sido guiado por el enojo y la irritabilidad en tu propia vida? Si observas tus palabras o acciones hacia otros debajo del sol o detrás de las sombras, sea en persona, en llamadas, mensajes de texto, o lo que has subido en redes sociales, ¿Qué tipo de palabras o acciones has representado? ¿Tienes un corazón invadido sin murallas? ¿O sería que son palabras o acciones que representan un corazón protegido bajo el control del Espíritu Santo?

Si puedes identificar tus impulsos pecaminosos, es tiempo de pedir el perdón de aquellas personas que han recibido tus palabras o acciones desprotegidas. Es tiempo de reconciliarnos con las personas a las que les hemos traído daño así como Cristo nos ha reconciliado con el Padre.

Copyright © 2023 por Daniel E. Seo. 

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